La colección toma su nombre de este animal autóctono del Sudeste Asiático, así como en el hábitat que puebla. La rugosidad y diferentes tonalidades de la piel del Gecko se asemejan a las vetas de color de algunas piedras semipreciosas, como la turquesa, la malaquita o el jade. Sus ojos de un color amarillo intenso parecen reflejarse en gemas como el citrino. Los puntos de color que surcan su cuerpo son como un manto de gemas semipreciosas. El Gecko tiene su hábitat natural en los bosques y selvas tropicales: flores exóticas como la orquídea o el lilium, tallos, ramas, todo un mundo vegetal sirve de inspiración para esta colección.